16 enero 2017

El trabajo de buscar trabajo


Franco llamó por teléfono al consultorio con temor y vergüenza. En su voz se notaba lo difícil que era para él establecer ese contacto. Explicó que tenía un problema laboral que lo preocupaba y que le habían recomendado entrevistarse con un psicólogo. Fue breve y preciso, se adaptó al horario disponible para la sesión y, el día indicado, acudió a la hora exacta.
Me presenté, lo invité a pasar a la sala contigua y aceptó con recelo. Nos sentamos y, en ese momento, pensé que mis intervenciones iban a tener que ser muy activas en esa primera entrevista… Todos prejuzgamos…

“Yo en realidad vengo porque estuve hablando con mi mujer y ella me dijo que no podía seguir así, que tenía que ir a un psicólogo. No es que a mí me guste estar acá, yo creo que ustedes solucionan otros problemas pero no el que yo tengo. Pero no quiero contradecir a Mara, bastante mal la está pasando con todo esto”.
“Me preocupo, sí, no es que a mí no me preocupe… pero pienso que no lo voy a poder solucionar con una terapia. La única salida que tengo es encontrar otro trabajo. Yo con eso estaría feliz, volvería a ser el de antes, tendría mejor humor, me sentiría bien… Todas las cosas que ahora me critican se terminarían porque lo importante es volver a trabajar”.
“Yo estoy por cumplir 46, trabajé desde los 18 años, desde que terminé el colegio. Siempre fui empleado administrativo, aunque empecé siendo cadete. No cambié mucho, en todo este tiempo estuve en dos empresas pero crecí bastante dentro de mi sector. En la última compañía llegué a ser Responsable de Administración y creí que ahí me iba a jubilar. Un día… en realidad no fue en un día porque nosotros lo sabíamos… la empresa cerró sus oficinas. Fue el día más triste que yo recuerdo porque una cosa es creer que algo va a pasar y otra cosa es vaciar el escritorio sabiendo que se terminó”.
“Mara trabaja, nunca dejó de hacerlo, tuvo a nuestros tres hijos y sin embargo quiso seguir. Ella está en un Juzgado, por suerte tiene una buena obra social para los chicos… Pero desde que yo me quedé sin trabajo, hace ya tres meses, es la única que mantiene la casa. No me pagaron indemnización porque todo fue muy raro y parece que pidieron la quiebra… estoy esperando. Mientras tanto hago lo que puedo… Yo, que siempre estuve de traje y corbata, prolijo, arreglado, hoy estoy así… así como me ves… Vengo de manejar el taxi que me presta un amigo… Parece una película, no?”
Hablaba sin necesitar ninguna pregunta como apoyo en su relato, sintetizaba muy bien la historia y, salvo por algunos momentos en los que claudicaba, no se observaba emoción alguna en su narración. Parecía haber sido el observador de los hechos en lugar del protagonista. Me pregunté si, más allá de la solicitud de Mara, él estaría buscando algo en un espacio de terapia o si, simplemente, sería una consulta para que su mujer dejase de presionarlo. Traté de no abrir juicio esta vez y sólo me limité a escuchar. Era mucho lo que Franco tenía para decir.

“Mara se preocupa porque yo estoy mal de salud, pero yo digo que es parte de los nervios. Adelgacé mucho en este tiempo, no tengo hambre, no duermo bien, a veces siento como una opresión en el pecho y pienso que me va a dar un infarto… Es todo nervioso… Ella se asusta… La otra vez me llevó a la guardia obligado y me dieron una pastilla… Pero cómo no voy a estar nervioso? Soy yo quien tiene que llevar la plata a casa y no el que la tiene que gastar. Si vengo acá gasto, si tengo que tomar remedios, gasto…”
“No le cuento todo porque sé que ella se pondría peor. A la noche doy vueltas y vueltas en la cama pensando la solución, me levanto, le modifico algunos renglones a mi currículum, corrijo las cartas de presentación, miro modelos… me pregunto: Cómo hace la gente que encuentra un laburo tras otro? No lo entiendo… Yo tengo años de experiencia, excelentes referencias de mis empleadores y de mis compañeros, conocimientos de nuevas tecnologías, hablo inglés… Será mi edad? Igual yo veo tipos de mi edad que consiguen, muchos de mis ex compañeros consiguieron bastante rápido… Yo, en cambio soy el reflejo del fracaso”.
“Tengo amigos que me dicen: ‘Venite conmigo a trabajar’. Tienen sus propios negocios… Yo no sé si me quiero meter en eso, yo soy un tipo que siempre laburó en una empresa, no estoy acostumbrado a la parte comercial, me da miedo”.
“Estoy cansado físicamente, peor que si hubiese tenido unos días terribles de laburo… Es que vos no sabés de la manera que busco. Creo que a esta altura no me importa lo que consiga sino que alguien me diga que sí, que quedé, que soy yo el elegido. Me levanto temprano todos los días y leo los avisos de los diarios, las propuestas en las redes sociales, miro los portales de empleo y escribo a cuanta publicación tenga que ver con mi área… Nada. Tengo entrevistas casi todas las semanas, pero nunca llego a concretar un puesto de trabajo; o yo no les cierro o a mí algo no me convence”.
“Últimamente me está pasando algo raro con las entrevistas: antes de entrar, justo en el momento que me tengo que presentar, siento que me ahogo, como si me faltara el aire, se me cierra la garganta y me parece que no voy a poder hablar. Durante unos minutos, en los que me cuesta bastante tranquilizarme, pienso en que quiero conseguir un empleo y en las razones que tengo para estar ahí y mostrar lo mejor de mí… Creo que ni eso estoy haciendo bien… Me quedo muy callado por temor, a veces hablo por demás para agradar, trato de resumirles y mi vida en esos minutos… A veces siento que estoy rogando, es una sensación de mierda…”
 “También está la cuestión de los tiempos y de las mentiras… ‘Te vamos a llamar’… En una semana? En unos días? Mañana? Porque yo el trabajo lo necesito ahora, no quiero pasar tres entrevistas, hacer proyectos, pensar en un futuro, planificar horarios y sentirme útil de nuevo para que después me digan que no me tomaron, ya me pasó. Para eso sigo con el taxi, al menos me deja unos pesos y no estoy perdiendo horas por ahí.”
“Ves lo que te decía al principio? Yo estoy mal, fastidioso, enojado, de mal humor… pero tengo mis razones y no las va a cambiar un psicólogo, las cambia un trabajo. Porque vos no vas a buscarme un trabajo, no vas a decirme cómo tengo que hacer para encontrarlo ni dónde, y, al final, yo voy a venir acá a sentirme culpable de gastar la poca plata que tenemos. Yo se lo expliqué a Mara y ella quiso que venga igual, me dijo que alguien me tenía que poder ayudar a ver mejor las cosas, de otra manera. No hay otra manera de ver que no tengo trabajo”.

Franco tenía una gran parte de razón y se lo hice saber. Yo no podía conseguirle un trabajo ni decirle cómo hacer para lograr obtenerlo, no era esa mi función ni podía asegurarle ningún resultado efectivo por parte de un espacio de terapia.
Por otro lado le pregunté si toda esa energía que él tenía, canalizada en aspectos negativos, podía transformarse en positiva durante la búsqueda de un nuevo empleo. Le expliqué que, en los momentos en los que uno necesita un cambio, una de las bases es no apurar los tiempos y pisar en terreno más firme. Franco creía que cada cambio de estrategia que ponía en práctica era el ‘verdadero camino al éxito’; pretender un ‘ahora’ distinto porque se lo busca a partir de hoy no es para nada lógico y origina expectativas desmesuradas que reducen la felicidad.
Por qué no planificar, imaginar, proyectar, prepararse, concentrarse en buscar algún tipo de formación nueva, recurrir a contactos personales, armar un perfil público o decidirse por algún emprendimiento de los que tenía como propuesta?
Franco se sentía humillado por tener que manejar un taxi para ganar dinero, no podía ver esto como un empleo momentáneo sino como una especie de derrota personal. Todo lo que no fuese una oficina y no implicase el traje y la corbata era para él de una calidad menor.
Sería momento de cambiar los objetivos? No de reducirlos ni de bajar las pretensiones, simplemente la propuesta era: ‘parar unos instantes’. Si bien la meta principal era obtener un trabajo, muchas de las acciones que él estaba llevando a cabo aumentaban su stress y no habían dado buenos frutos. ‘Podés asumir una nueva forma de encarar las cosas, tenés la capacidad y la constancia’.
En Franco estaba la decisión de aceptar su realidad actual mientras buscaba un empleo y poder proyectar, a partir de ahí, un nuevo futuro. No estaba derrotado, no estaba impedido de hacerlo, sólo estaba paralizado por la angustia de un pasado que ahora veía como ideal. El camino no podía volver atrás, no se regresaba sobre las huellas y, también de eso, debía aprender.
De nada le servía a este hombre rumiar la bronca de no ser elegido, para nada contribuía el resentimiento que le quedaba como una sensación amarga de fracaso. Franco estaba dejando que un olor rancio lo invada, que el sopor fastidioso lo acapare, que la frustración lo alcance… Al menos yo, en este encuentro, quería evitar que eso pasara.
Le recomendé algunos portales laborales, la red más importante de contactos de Empleos, grupos en los que podía participar que proponían debates y ofrecían oportunidades de trabajo y toda la información que tuve a mi alcance en ese momento.
Me despedí de él acordando que no era necesario un nuevo encuentro, al menos no para focalizar en este problema. Igualmente le propuse, como ejercicio personal, dejar atrás el pasado, repensar su presente y encarar con mayor claridad su futuro.

Últimamente se había acostumbrado a perder… Sabría ganar?

“El trabajo ayuda siempre, puesto que trabajar no es realizar lo que uno imaginaba, sino descubrir lo que uno tiene dentro”
Boris Pasternak (1890-1960) Poeta y autor ruso.

SEGUINOS EN FACEBOOK PARA ESTAR AL TANTO DE LOS CIENTOS DE NUEVOS AVISOS LABORALES, LISTADOS DE MAILS DIRECTOS A RRHH Y MUCHAS MAS HERRAMIENTAS Y CONSEJOS PARA MEJORAR TU BÚSQUEDA {CLICK AQUI}

*** Nota extraída de Mundo tolk!, la comunidad más exitosa de Argentina sobre búsqueda laboral ***
¡No olvides compartir ↓↓↓ dale click al icono de tus Redes Sociales! :)